Como película documental, ciertamente hablamos de una propuesta con una estructura clara, sólida, aunque a veces con tautologías secuenciales y con esa melancolía mártir, ya típica en las producciones andinas. Quizá Donoso o Adoum nos den una pista del porqué. Que su tema se alimenta de algunos escenarios en la de LFC, es cierto, ¿pero acaso no se sostiene de estos para hablar principalmente del dolor de su familia? La película documental es una propuesta intimista: solamente en los 5 primero minutos, la palabra “yo” se repite como 10 veces, y esto se refuerza por el primer plano que abre la narración: una cámara/mirada entrando a la casa de los Restrepo cuya secuencia nos trata de mostrar los espacios donde residen memorias de la familia y una voz en off que repite “yo” o “mi”. De igual forma, la insistencia de Fernanda de querer aparecer en escena rompe esa distancia brechtiana, quizá necesaria, para poder ver el discurso desde una postura reflexiva, como hizo Cla
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